En Chile hay proveedores fuertes tanto públicos como privados para abastecer las necesidades sanitarias de la población local y, aún más importante para ti, de los extranjeros y residentes como tú. Los ránkings de la Organización Mundial de la Salud sitúan los niveles de atención chilenos en el puesto 33 de 190 países: El país con mejor nota de Latinoamérica y cinco puestos por delante de los Estados Unidos.
Aunque, geográficamente, la calidad de las instalaciones sanitarias puede cambiar, ya que hay zonas remotas que comprensiblemente están peor equipadas que las zonas urbanas y desarrolladas, el país en general disfruta de uno de sus mejores recursos: su sistema de salud. Santiago, en particular, tiene la mejor atención médica del país en muchas instituciones aunque a consecuencia de esto, los costes son un poco más elevados.
Atención pública y privada
El sistema público de salud chileno es el FONASA (Fondo Nacional de Salud), que es un sistema sanitario nacional que se paga con los ingresos de los impuestos obligatorios. El esquema ofrece atención en hospitales públicos y la opción de tarifas subvencionadas en algunas clínicas privadas asociadas.
El sector privado chileno está hecho de compañías aseguradoras conocidas como ISAPRE (Instituciones de Salud Previsional). Sus numerosos planes dictan a qué clínicas y médicos tendrás que ir si están disponibles. La calidad de los servicios normalmente es mejor en las clínicas ISAPRE que en los hospitales públicos pero también depende de la clínica. El seguro específico que te ofrecen dependerá sobre todo de tus ingresos, edad, sexo, condiciones médicas previas e historial familiar, entre otros. Comparado al sistema estadounidense, el sector privado chileno es relativamente asequible si miramos la calidad de la atención y mantienen los niveles nacionales que lo comparan muy favorablemente a otros países desarrollados.