Ámsterdam, Venecia del norte
Mientras degusto de un buen vino, hago recuerdos mentales de un Amsterdam a mis 20 años. Gocé de la mejor Ciudad en el mundo; pero, honestamente fue algo tan superficial. No tenía la madurez para entender este gran lugar. Me dediqué mayormente a los bares, a la buena comida, bebida y claro, a las damas.
Estoy nuevamente con el vinillo tinto y me como con éste un pedacito de queso holandés. Un barco de un buen amigo me lleva en tour por los canales, y disfruto de la antigua Ciudad que hoy le da luz gracias a pintores como Rembrandt y Van Gogh.
Luego de este paseo, decido que es hora para caminar esta Ciudad bohemía y controvertible. Tan controvertible, qué paso por un café y soy impactado por un fuerte olor a marijuana. Sigo mi camino; pero, pienso en Ámsterdam y su ‘tolerancia’ con los narcóticos. Recuerden, las drogas se ‘toleran’ dentro de ciertas zonas y eso no necesariamente quiere decir qué sean legales. Al igual, la prostitución, se acepta dentro de la “Zona roja”.
La vieja Ciudad
Ya tengo la meta y el lugar designado… La vieja Ciudad me acoge, y busco el museo de Ana Frank, niña judía qué murió en los campos de Concentración en Auschwitz. Pero, antes de morir, durante un período escondido con su familia en un apartamento en Ámsterdam dejó su diario para el mundo entero.
Una muchacha de sólo 14 años de edad, una mártir que gracias a su padre su muerte no fue en vano. El señor Frank al súper-vivir la Guerra y el resto de su familia morir, pudo vender el diario y la publicación llevó a Ana al súper-estrellato después de muerta. La publicación ha sido “El mejor vendido” hasta hoy y en más de 120 idiomas, este éxito es uno de los más vendidos después de la Biblia.
Ahora, después de un encuentro emotivo, salgo nuevamente a las estrechas callejuelas. Son las calles más elegantes. Veo a tantas personas de distintas razas surcar por la Ciudad en bicicleta, es la mejor forma de transportarse, alquilando un servicio de dos ruedas y su de protección cadena es la mejor forma para moverse por Ámsterdam.
Descubriendo más
Decido que es hora de comer en una rica “Brasserie” en el mismo centro de la Ciudad. Me siento en una mesilla, y ordeno una rica “Amstel” Light. Con esta orden me traen queso, patatas y una sabrosa carne cordero…
Estoy en Ámsterdam, y desde el restaurante observo el trolley correr por sus vías metálicas y ser movido por el tendido eléctrico. Camino hacia el museo de Van Gogh, y lo puedo describir como un artista bipolar y depresivo que se cortó la oreja; siempre pensando que su trabajo no valía nada. Hoy en día, es uno de los héroes de la nación flamenca. Compro mis ‘recuerdo’ con un afiche del auto-retrato del artista.
Salgo a la Avenida nuevamente, respiro y es un aire un poco frío, pero cómodo. Me cierro la chaqueta y camino entre música jazz, los bares y artistas clásicos. Veo a los “hippies” exiliados de los EE.UU., africanos, musulmanes y homosexuales liberados… Es el mejor ejemplo de un país lleno de tolerancia; cosa que, muchos países deberían imitar.
Holanda es un país europeo norteño lleno de sazón. Única en especies, comida, cultura y gente. Es la región flamenca que una vez perteneció a España. Y es ahora, una República independiente con una rica cultura europea y está para ser ofrecida al mundo.
Autor: Daniel Otero, San Juan, Puerto Rico
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